En ausencia de enfermedades gastrointestinales u otras contraindicaciones, una persona puede comer dos o tres rebanadas de cualquier tipo de pan al día.
Si hay sobrepeso o diabetes, es mejor evitar el pan blanco de harina refinada, ya que contiene carbohidratos de rápida absorción.
El pan de centeno no se recomienda en caso de enfermedades del tracto gastrointestinal.
Es útil incluir pan integral en la dieta. Contiene fibra soluble y estimula la motilidad del sistema digestivo.
